BETTE DAVIS ( 1908 - 1989)

ALGUNAS PELICULAS

 

 

 
«Esclavos de la tierra» (1932) de Michael Curtiz

«Cautivo del deseo» (1934),  de J. Cromwell,

«Miedo a amar» (Dangerous, 1935)

«Jezabel» (1938)

«Amarga victoria» (1939) W. Wyler,

«La carta» (1940) W. Wyler

«La loba» (Little foxes, 1941) W. Wyler

«Eva al desnudo» (1950), de Joseph L. Mankiewicz

«La estrella» (1953), de S. Heisler

«Canción de cuna para un cadáver» (1964)

 

BIOGRAFIA

(Lowell, Massachusetts, 1908-Neuilly-sur-Seine, 1989) Actriz estadounidense. Su verdadero nombre era Ruth Elizabeth Davis. Sus comienzos no fueron fáciles: recurrió al cine por la dificultad en conseguir contratos como actriz teatral en Nueva York, y en Hollywood, George Cukor la rechazó después de hacerle unas pruebas, y Carl Laemmle, el jefe de los estudios Universal, rescindió su contrato después de que debutara en el cine en «Bad Sister» y «Seed» (1931), por considerarla «totalmente carente de  sex-appeal».

Michael Curtiz le dio sus primeras grandes oportunidades en «Esclavos de la tierra» (1932) y «20.000 años en Sing-Sing» (1933), pero su talento se puso de manifiesto sobre todo en el género del melodrama: fue la revelación del año en «Cautivo del deseo» (Of human bondage, 1934),  de J. Cromwell, sobre la novela de W. Somerset Maugham, y consiguió su  primer Oscar con «Miedo a amar» (Dangerous, 1935). «El bosque petrificado» (1936), de A. Mayo, y «La vida privada de Isabel y Essex» (1937), de M. Curtiz, consolidaron su prestigio; con «Jezabel» (1938) obtuvo su segundo Oscar de la mano de W. Wyler, y por «Amarga victoria» (1939) mereció el premio de la crítica británica.
Mientras su vida sentimental pasaba por borrascosos altibajos , realizó para W. Wyler dos nuevas interpretaciones antológicas en «La carta» (1940) y «La loba» (Little foxes, 1941), un apodo que la acompañó el resto de su carrera. Cuando la edad empezó a hacer estragos en su físico, lejos de tratar de ocultar el paso del tiempo, se superó a sí misma en un nuevo registro de actriz: «Eva al desnudo» (1950), de Joseph L. Mankiewicz; «La estrella» (1953), de S. Heisler; «¿Qué fue de Baby Jane?» (1962) y «Canción de cuna para un cadáver» (1964), ambas de Robert Aldrich.

En total participó en más de cien películas y series televisivas; fue presidenta de la Academia de Ciencias Cinematográficas, y siguió trabajando, seriamente enferma, prácticamente hasta el día de su  muerte. Soñó para sí misma el siguiente epitafio: «Triunfó por el camino más duro.»

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